Seguimos abordando las cuestiones más recurrentes que son utilizadas para desprestigiar a los tablaos flamencos y hoy trataremos un tema que no sólo afecta a este tipo de establecimientos, sino al sector cultural en general: el precio.
En España estamos demasiado acostumbrados a que la cultura sea gratis, hecho que pese a que en su origen pareciese como una excelente medida para acercar la cultura a más gente y que ésta tuviera mayor difusión, en la práctica se ha terminado por demostrar que ha producido efectos diferentes, e incluso contrarios. Así, ha conseguido instaurar la creencia en un gran sector de la sociedad que la cultura debe ser gratuita, haciendo que confundan la gratuidad del espectáculo, representación u otro, con que crear, ensayar, hacer y estrenar no tenga coste alguno.
Aparte de que se tenga ese concepto sobre la cultura y el precio de ésta, hay otra cuestión fruto de esa gratuidad que es importante destacar. Por regla general, cuando algo tiene un precio bajo o directamente no lo tiene, tendemos a creer que es de poca calidad.
Si tenemos en cuenta que detrás de cada espectáculo flamenco, ya sea en un tablao, un teatro o donde sea, hay muchas horas de ensayo, una difícil decisión, una apuesta personal y profesional, una sed de experiencias, una vida dedicada a cultivar ese arte que nos toma, una ingente cantidad de gestiones administrativas, burocráticas o empresariales, quizá comprenderíamos mejor y veríamos de una manera más nítida cómo cada uno de los euros que nos cuesta la entrada están justificados, todo esto sin contar la calidad artística del espectáculo y de los artistas. Si a esto le sumamos, que por regla general, en los tablaos flamencos, no nos encontramos únicamente a un artista, sino que en el escenario podemos encontrarnos incluso hasta 10 y 12 artistas, veríamos que cada euro está justificado, cada uno tiene su razón de ser.
Los precios fluctúan según provincias y según cada tablao, pero el precio medio de un espectáculo más consumición se ha democratizado bastante en los últimos años en los que en la mayoría de los casos se ha mantenido y en algunos incluso ha bajado con respecto a los años previos a la crisis.
Además, muchos de ellos, fruto entre otras cuestiones de la profesionalización del sector, han comenzado a aplicar técnicas de disciplinas económicas como el Yield o el Revenue Management, que básicamente hacen que podamos encontrar entradas aún más económicas en determinados momentos.
Desde aquí, queremos hacer un llamamiento a la reflexión en este sentido y que cada vez que tengamos que comprar un pase para un espectáculo flamenco o de cualquier tipo, piensen que en el precio que pagamos van incluídas otras cosas que tienen un importante valor y que van más allá de lo puramente económico, ¿no creen?
Un país sin artistas es un país sin cultura… un país vacío y más vulnerable.
Artículo: “¿Porqué demonizamos a los tablaos flamencos?” Parte I, II, III, IV, V