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¿Por qué demonizamos a los tablaos flamencos?

Parte I

May 17 2015

¿Por qué demonizamos a los tablaos flamencos? (Parte I)

Quizá decir que demonizamos a los tablaos flamencos a alguien le pueda resultar tremendista, pero hay que reconocer que no gozan de muy buena prensa entre la sociedad ni entre los propios aficionados.

Mucha de esta mala prensa viene a consecuencia de sus orígenes, que para ser certeros habría que decir que son los herederos de los cafés cantantes, los tablaos flamencos tal y como hoy los conocemos se desarrollaron en su mayoría a partir de los años sesenta del pasado siglo, cuando España se convirtió en un país turístico y comenzó a recibir turistas del norte de Europa, que llegaban hasta nuestro país atraídos por el buen clima, la buena gastronomía, un interesante tipo de cambio y, una vez aquí, y dejándose llevar por lo que habían dejado plasmado en sus libros los escritores románticos del siglo XIX, buscaban aquellas manifestaciones populares que tanto les llamaban la atención, por su exotismo y pintoresquismo. Ya en aquellos tiempos el flamenco comenzó a ser un atractivo cultural importante para los turistas que llegaban a España.

Así, con el interés que despertaba el flamenco entre aquellos visitantes y en respuesta a una creciente demanda sedienta de ver flamenco, comenzaron a aparecer por muchos rincones de la geografía española tablaos flamencos, algunos de ellos incluso permanecen hoy en funcionamiento.

De este modo, resultaría incierto negar que exista una cierta relación entre el turismo y los tablaos flamencos. Dicho esto, no hay que olvidar tampoco que no todos los tablaos que hoy existen aparecieron en este momento.

Apuntadas brevemente las relaciones que desde su origen unen los tablaos flamencos con los fenómenos turísticos, hay que comentar que los tablaos, desde sus orígenes, han contribuido enormemente a la profesionalización del sector y han permitido que muchos artistas hayan podido dedicarse a ello, ofreciendo ciertas garantías y unas mejores condiciones. Basta con recordar las fatigas que los artistas flamencos pasaban otrora, cuando vivían pendientes de que los señoritos les reclamaran para una juerga.

Aparte de dar cobijo a grandes artistas los tablaos también ayudaron a que nuevos valores del flamenco se diesen a conocer, por lo que además de contribuir a la calidad de los artistas, también influyeron en el aumento de la cantidad de éstos.

Cuando toda esta generación, Camarón de la Isla, La Paquera de Jerez, Enrique Morente o Paco de Lucía, por mencionar algunos, comienza a dejar los tablaos por sus compromisos en otros entornos con mayores capacidades, empieza a producirse un deterioro de la calidad expositiva en muchos tablaos del panorama nacional y se inicia una época que, sin duda, ha marcado el devenir de los tablaos hasta la fecha y que generó que los tablaos flamencos comenzasen a ser vistos con otros ojos por propios y extraños.

Este período coincide con el boom de los festivales, que gozan de una mejor acogida por parte de público general y aficionados. Además del auge de los festivales, otro motivo que sirve para explicar el deterioro de la imagen de los tablaos en esta época, es que muchos de los que había por aquel entonces, años 80, no supieron identificar las nuevas corrientes o adaptarse a los cambios tan importantes que se estaban produciendo en el plano político, social y, por supuesto, económico.

Por lo que se refiere a la actualidad de los tablaos, hay que decir que están llevando a cabo importantes tareas para conseguir, ahora sí, adaptarse a los nuevos tiempos y a las nuevas realidades.

En la actualidad, además de estar en constante reinvención de sus negocios, están viviendo otra época de esplendor, en parte gracias a la crisis.

Sí, han leído bien, la crisis. Pese a que han debido revisar, mantener o rebajar sus precios, ajustar y reajustar sus márgenes de beneficios y sus ingresos se hayan visto mermados por esta situación, al menos, en el apartado artístico hay que decir que la crisis ha hecho posible que artistas de primer nivel, con muchas giras nacionales e internacionales a sus espaldas, hayan vuelto a los tablaos flamencos, que se han convertido para los artistas en una buena salida para ir capeando el temporal. Así, aunque los tablaos lamenten enormemente la situación que muchos artistas están viviendo en la actualidad, con escasas contrataciones y agendas no demasiado apretadas, hay que reconocer que este tipo de artistas contribuyen a renovar la imagen que se tenía de los tablaos, a volver a crear conciencia entre los aficionados de que en los tablaos pueden ver a los que más tarde verán o que ya vieron en grandes escenarios, pero esta vez en un ambiente más recogido, más íntimo, más cercano.

En definitiva, que estos espacios desde sus inicios han sido muy importantes para el desarrollo del flamenco y de sus artistas, y es hora de que tomemos conciencia de que su principal función es ésa, independientemente de la nacionalidad del público que lo visite.

Artículo: “¿Porqué demonizamos a los tablaos flamencos?” Parte I, II, III, IV, V