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¿Por qué demonizamos a los tablaos flamencos?

Parte II

Cartera llena de dinero
May 24 2015

¿Por qué demonizamos a los tablaos flamencos? (Parte II)

Una realidad, nos guste o no, es que el sector de los tablaos flamencos no goza de muy buena fama para la sociedad en general y, aunque sea frustrante o desalentador, tampoco está demasiado bien considerado por los propios aficionados.

Han sido muchos los prejuicios y son muchos los estigmas que este sector ha de sobrellevar, tales como que son para turistas o que son importantes empresarios a los que poco les importa flamenco y sólo se rigen por cuestiones económicas, por citar algún ejemplo.

Pues bien, para ser francos hemos de empezar reconociendo que, si bien lo anteriormente expuesto no se ajusta fielmente a la realidad de la mayoría de los tablaos, actualmente, hay que reconocer que existieron y existen tablaos que hacen un flaco favor al sector, pero que, sin duda, hoy son los menos y la tendencia marca que o reconducen sus negocios o poca cabida tendrán a medio-largo plazo. Como sobre esto ya hemos tenido la oportunidad de leer y escuchar demasiado, hoy nos centraremos en hacer una pequeña presentación de la otra gran mayoría, los que son respetuosos con el flamenco que allí se expone, los que se muestran comprometidos con el flamenco y los que han de soportar el peso de los estigmas que propios y extraños cargan sobre ellos.

Para comenzar, nos gustaría hacer una puntualización que no por obvia ha de olvidarse. Si el flamenco ha conseguido traspasar la fronteras de Andalucía, primero, y de España después, calando muy hondo y creando afición y aficionados en los rincones más recónditos de nuestro planeta, no ha sido por otra cosa que porque el flamenco, como manifestación artística que es, no entiende de regiones, de políticas, de límites geográficos o de idiomas, sino que se basta de la comprensión y de la sensibilidad artística, de emociones… Por lo que habiéndose demostrado la universalidad del flamenco no han de tener cabida afirmaciones como: “Esto es para guiris”. Los gestores de flamenco, en cualquiera de sus ámbitos, y en los tablaos flamencos en particular se limitan a ofertarlo y si los que vienen proceden de un lugar o de otro son cuestiones que a ellos poco o nada les influyen a la hora de programar y que es una causa que, a su juicio, guarda más relación con la renta disponible para ocio que varía sensiblemente en función de la nacionalidad, por ejemplo, que con la calidad del flamenco que allí se expone.

Ahora, vamos a centrar nuestra atención sobre otra cuestión muy recurrente para desprestigiar a los tablaos y es la que centra la crítica en la rentabilidad de éstos. Según los que defienden esta postura, los tablaos han de ser demonizados porque ganan mucho dinero, además de una justificación vaga y carente de pleno conocimiento, no es del todo cierta y menos en los tiempos que corren.

En primer lugar y para ser justos, hay que empezar aclarando que la inmensa mayoría, por no decir todos los tablaos, tienen estructuras empresariales más que ajustadas, estando todos ellos dentro del grupo de empresas consideradas como PYMES y que pese a contar con una facturación muy elevada, sus márgenes de beneficios distan mucho de los que algunos creen, por cuestiones que, a veces, interesadamente algunos obvian:

  • Los artistas, como todo el personal, están contratados, por lo que una gran parte de su facturación se destina al pago de seguros sociales.
  • Tienen que lidiar con un IVA cultural del 21% para todas las actividades relacionadas con la gestión del espectáculo.
  • Funcionan con un sistema de comisiones con sus proveedores que merma mucho su rentabilidad y sin el cual pocos podrían mantenerse.
  • Los tablaos, por regla general, no venden la totalidad de entradas para sus pases.
  • La crisis parece que vino para quedarse, lo que les ha obligado a revisar, mantener o incluso rebajar sus tarifas.

Como se puede comprobar, una vez más, no es todo oro lo que reluce, y, hoy más que nunca, hay que ver cómo este tipo de negocios contribuye no sólo a la economía, sino también al flamenco: forjando artistas, dando oportunidad a jóvenes valores, rindiendo tributo a artistas que ya no están con nosotros y fueron claves para el flamenco, creando nuevos aficionados y programando diariamente una muestra representativa de este patrimonio cultural inmaterial, que sin representaciones quedaría en el olvido.

Artículo: “¿Porqué demonizamos a los tablaos flamencos?” Parte I, II, III, IV, V