El pasado 30 de enero de 2016, se celebró la Gran Final del Concurso de Cante Flamenco Silla de Oro, 2016, de La Fortuna –Leganés-.
Pero el último día de la Silla de Oro 16 nos dejó –aparte de una muy digna final, con tres cantaores muy buenos y diferentes entre sí- otros momentos que, sin duda, merece la pena destacar.
Cuando pasaban apenas unos minutos de las ocho de la tarde, el Director del Concurso, Juan José Gil Sánchez, salía al escenario para dar una calurosa bienvenida al público que llenaba el teatro Tierno Galván y dedicar unas bonitas palabras –a modo de semblanza- a la figura artística de María Vargas, a quien se le entregaba la V Distinción Flamenca Ángel Lacalle. Para esto, y aprovechando la presencia del flamencólogo y escritor, Manuel Ríos Ruíz, se invitó a los dos a subir al escenario y fue entonces cuando vivimos un emocionante momento, con estos dos pesos pesados de la historia del flamenco.
Manuel dedicó unas bonitas palabras a María, y ésta –emocionada- agradeció al público y a la organización que se acordaran de ella en esta ocasión.
A continuación, se dio inicio a la final del Concurso con las actuaciones de Amparo Heredia, Anabel Rodríguez y Esteban Guerrero.
Los tres cantaores, pese a los nervios lógicos de un acontecimiento como este, se sintieron cómodos sobre el escenario y supieron templarse e interpretar los cantes tal y como ellos los sienten y los comprenden, cuestión que el Jurado del Concurso Silla de Oro valora especialmente –que traten de ser ellos mismos, que arriesguen en cada tercio, que no busquen ser fotocopias de otros artistas, sino que tengan su propia personalidad-.
Una vez terminó la actuación del último de los concursantes, el Jurado abandonó la sala y se marchó a deliberar, pero el flamenco siguió presente -y de qué manera- sobre las tablas del escenario del Tierno Galván de La Fortuna, con el espectáculo que trajo el joven bailaor José Maldonado. Éste estuvo acompañado por la guitarra de Pino Losada, las voces de David Vázquez y El Trini y el baile y los jaleos de Vanesa Coloma.
Todo el espectáculo fue brillante -muy estiloso y muy flamenco- pero cuando invitaron a subir al escenario a María Vargas para el fin de fiesta se pasó, en apenas segundos, de lo brillante a lo sublime. Y es que además de disfrutar con el estilazo de María Vargas acordándose de La Perla, todos nos maravillamos de ver esa comunión que hubo entre flamencos de distintas generaciones: todos a compás, con admiración y respeto, sin guión y con pasión… y es que allí se vivió uno de esos momentos que hacen afición, un momento de verdad.
Tras este memorable fin de fiesta se dio paso a la entrega de premios, pero antes, los responsables políticos hicieron partícipes a todos los asistentes de su firme y total compromiso con la continuidad del Concurso y para lo que van a comenzar a trabajar coordinadamente con la organización en breves fechas, no sólo para que continúe, sino para devolverle aquellas maravillosas jornadas que hace años, por motivos económicos, desaparecieron o proporcionar un espacio más amplio para la final, entre otras.
El Premio a los Cantes poco interpretados recayó en la joven cantaora jienense Josefina Colmenero Escribano.
El tercer premio (1000 €) + la Silla de Bronce fue para la cantaora sevillana Anabel Rodríguez.
El segundo premio (1600 €) + la Silla de Plata fue para la cantaora malagueña y residente en Granada, Amparo Heredia.
El primer premio (3500 €) + la Silla de Oro fue para el gaditano Esteban Guerrero, quien tras recoger el premio regaló unos personalísimos fandangos con los que terminó el Concurso.
Fue un bonito broche a una semana en la que el flamenco se apoderó del barrio de La Fortuna.